Me ha parecido una película sorprendente. No es lo que me esperaba previamente al verla. Me imaginaba que sería tipo “Rebelión en las aulas”, en las que al final el profesor consigue hacerse con los alumnos. Sin embargo esta película no es así. Muestra la situación de muchos colegios de suburbios franceses, en los cuales asisten los hijos de los primeros inmigrantes (la segunda generación), como algunos sabrán, este tema es complicado e incluso ha traído grandes olas de disturbios en París (y en otras localidades francesas) en más de una ocasión (la más fuerte en 2007).

Las escenas que se viven en la película, a pesar de ser parisinas, pronto se vivirán aquí de forma similar (si no es que ya se viven de forma idéntica). Vivimos en un país en el que cada vez más hay más inmigrantes, y sus hijos tienen que ser escolarizados. Creo que uno de los problemas, es que al haber tanta diversidad de culturas en una misma aula (hay veces que podemos encontrar más de 10 nacionalidades en un curso), crea conflictos. Considero que una solución para esta problemática es la distribución equitativa de estos alumnos en todos los centros. Lamentablemente, en España, es la escuela pública quien absorbe un 95% de ellos, ya que las privadas (muchos inmigrantes no se las pueden permitir), o las concertadas (aplican criterios de selección poco legales), niegan o dificultan su matriculación. De esta forma, la escuela pública está viviendo graves problemas. Muchos docentes se desesperan ante esta situación y acaban tirando la toalla o perdiendo la ilusión de enseñar. Pienso que este tema debería de regularse mejor.
Otro de los puntos que toca la película es el del castigo como forma de controlar a los alumnos y de guardar disciplina en las aulas. Tal como se ve en la película, en la mayoría de casos, a este tipo de alumnado le es indiferente este tipo de medidas. Detrás de su mal comportamiento, deberíamos de entender qué es lo que les pasa. Algunos de ellos tendrán problemas familiares, de aceptación, drogas… o vete a saber qué. La expulsión es una muestra del fracaso del sistema (como ocurre en la película con Suliman). De esta forma se esquiva el problema pero no se resuelve (se le envía a otro centro). Por ello hay que busca otras soluciones como trata de encontrarlas François.
Admiro a los docentes que escogen trabajar en estos centros conflictivos. Creo que tienen una extrema vocación por enseñar y ayudar a los demás. Eso sí, para ello deben de ser muy fuertes para soportar todas aquellas desavenencias, tener mucha ilusión, y no dejar abandonado a ninguno de los alumnos. Todos son diferentes pero todos son personas. No sé si algún día tendré alumnado de este tipo, pero no tengo miedo, creo que somos nosotros los futuros profesores los que con más ilusión y ganas de ayudar debemos de tener, por lo que espero ayudarles cuando sea su profesor.
Por último, aunque esperaba un final de película en el que pasara algo bueno, me ha dejado parado, después de ver como termina el curso con un partido de fútbol, y con las clases vacías, en silencio. El curso siguiente volverán a estar llenas… ¿se les ha ayudado realmente?
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Las aulas; en silencio... |
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