viernes, 17 de junio de 2011

Sentir para educar

     Lo prometido es deuda, a continuación, os adjunto lo que escribí tras la lectura del libro “Mal de escuela” de Pennac (2007).  En un principio me iba a ceñir a la orientación de realizar un diálogo, pero tras un pequeño debate con Víctor, posteriormente se me ocurrió el realizar una poesía, ya que éste era el género que mejor me permitía expresar aquello que para mí transmite y destaca Pennac en su obra, me refiero a los sentimientos. Por ello me embarqué en esa idea, a pesar de que no tenía contacto con este tipo de textos desde primaria, y que jamás me había atraído. Tras varias horas de trabajo esto es lo que surgió, perdonarme que me atreva a llamarlo poesía, ya que simplemente me he dedicado ha realizar rimas en los versos pares… pero por algo se empieza, ¿No? Espero que os guste.

Sentir para educar:

Mal de escuela, Mal de escuela,
¡Mejor un dolor de muela!
Aunque el peor de los dolores,
es no recibir amores.
 
En el aula te dan con un mazo,
cuando sientes el rechazo.
Impidiéndote desear,
que tú quieras estudiar.

Cada estudiante es persona distinta
con independencia de su pinta.
hay que esforzarse por conocer cómo son,
dedicando a ello toda nuestra pasión.

Conviene descubrir sus sentimientos
para luego no tener remordimientos,
por  haber desperdiciado la oportunidad,
de haberles ayudado a encontrar la felicidad.
 
Hay alumnos con la brújula desimantada,
piensan que nunca aprenderán nada.
Se sienten ignorantes, nulos y zoquetes,
viendo que eso de la educación no les compete.

Algunos chocan contra paredes invisibles
cayendo y viendo un futuro terrible.
Ven un mañana sin porvenir
por el que no vale la pena vivir.

Sin embargo, todos tienen un gran potencial
aguardando que llegue el momento crucial,
en el que alguien se preocupe por ellos
para que en sus ojos brille un destello.

Que recuperen la ilusión por aprender
les ayudará como personas a crecer,
no dejándose engañar
por un mundo que les vende un falso bienestar.

No podemos permitir que los medios de comunicación
dejen a la escuela en un estado de constricción.
Que manipulen la opinión de la sociedad,
quitando al docente su dignidad.

Dignidad para trabajar sin presiones
que acaben produciendo desilusiones,
de alumnos a quienes dicen qué tienen que ser,
sin preocuparse por conocer su parecer.

Se trata de conocer al desorientado alumno
para poder redireccionar su rumbo.
Sin permitir que se quede por el camino,
abandonado y lamentándose de su destino.

Los docentes tienen la misión
de alejar al alumno de la exclusión.
Dejando de verlos como un engorro,
cuando les piden socorro.

Al estudiante hay que acercarse como persona
escuchando  qué es lo que le emociona.
Buscando cuáles son sus intereses,
nos encontraremos con menos reveses.

El amor es la energía más potente
que a mí me viene a la mente,
y al docente que su profesión ama,
nunca se le apagará la llama.

Por sus venas correrá un fuego
que no permitirá que se ponga en juego,
las posibilidades de que sus estudiantes
aprendan de sus enseñantes.  

El fracaso escolar es el signo,
de proporcionar algo indigno.
El renunciar a reanimar a alumnos aturdidos
para que puedan forjar su propio destino.

Y con estos versos acaba mi poesía:

Todos tenemos derecho a una digna educación
pues así lo reclama nuestra humana condición.
Si con ella he resuelto alguna cuestión,
daré por válida mi reflexión.

1 comentario:

  1. Simplemente digo que ENORME, genial entrada como todo lo que ha sido el blog, y siento un orgullo de decir que comparto asignaturas con compañeros como tú que hacen que las asignaturas sean más fáciles para compañeros y diría que a los profesores también

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