Para comenzar el curso ha sido una buena propuesta de lectura. Lo primero que llama la atención al leerlo, es que a pesar de que el artículo sea de hace 19 años, parece que sea muy actual, y eso da bastante que pensar. A continuación, voy a comentar algunos de los puntos el artículo:
A vueltas con los valores

La distinción que realiza Seirul-lo (1992) de los valores que se pueden transmitir a partir de la práctica deportiva entre los exógenos (higiene, salud, mejoras físicas, etc.) y los endógenos (agon, ludus y eros), me recuerda al libro que leímos el curso pasado de de T. Arnold, Educación física, movimiento y currículum (1991), en el cual vimos como este autor justificaba la existencia de la educación si ésta era capaz de aportar intrínsecamente cosas valiosas y no sólo cosas extrínsecas. El deporte (Arnold prefiere utilizar el término movimiento), es educativo ya que aporta intrínsecamente cosas que son valiosas y que otras actividades no pueden aportar (Recordemos las tres dimensiones de Arnold sobre el movimiento: “Acerca del”, “A través del” y “En el”). Tras leer la parte inicial del artículo, podemos afirmar que tanto Seirul-lo como Arnold, coinciden con Maraj en las grandes oportunidades educativas que tiene el deporte:
“No existen en la vida cotidiana muchas situaciones que proporcionen como el deporte, el tipo o el número de oportunidades que susciten las cualidades consideradas deseables” (Maraj, 1965:107).
La crítica del deporte realizado en la escuela
Seirul-lo afirma que el deporte que se hace en el medio escolar (No sólo dentro de lo que es la E.F., también las escuelas deportivas), no es educativo ya que no se persigue el desarrollar la personalidad y la capacidad autocrítica del practicante. Se intenta realizar una adaptación del deporte profesional a la escuela, y se realiza primando unos valores que no son los intrínsecos de la E.F. En ese sentido, coincido con el autor, pienso que en edades tempranas lo más importante es el proporcionar la mayor variedad de situaciones de práctica física, con tal de que el niño adquiera el mayor número de vivencias posibles, que le permitan desarrollarse de forma global y completa.

Coincido también con el autor, en que el tiempo de práctica es insuficiente, aunque nosotros como futuros profesores/entrenadores, no debemos de excusarnos en ese motivo para esconder nuestra incompetencia profesional. El tiempo que tenemos es el que es, y tenemos que tratar de aprovecharlo al máximo. Como dice Seirul-lo, la gran mayoría de los alumnos que pasen por nuestras clases jamás llegarán a ser deportistas profesionales, ¿Por qué entonces le dedicamos tanto tiempo a actividades deportivas? ¿Estamos enfocando correctamente los contenidos y la metodología de trabajo? Sabemos que muchos de los niños abandonan pronto la práctica deportiva por haber tenido experiencias negativas o por que no les ha gustado el deporte que han practicado, ¿Pero nos planteamos que puede ser debido a nuestra orientación de las clases/entrenamientos? En definitiva, como señala el autor, hay muchos factores que debemos de intentar cambiar (alejarnos de las instituciones, mediar con los agentes socializadores, evitar el profesionalismo…) para tratar de aportar una enseñanza de la educación física y el deporte escolar distinta. Supongo que a lo largo de este curso iremos desgranando todos estos aspectos.
Las propuesta de un Deporte Escolar Educativo

Paralelamente a esa práctica escolar educativa, por la que todos pasarán, también es positivo el ofrecer la posibilidad a los niños con talento, una aproximación progresiva hacia el deporte competitivo. En ese sentido, coincido con el autor en que es bueno que esos niños realicen las dos tipos de propuestas a la vez siempre que sea posible, y que sea el alumno junto a su entrenador consensuadamente, quienes decidan que pasos dar.
Conclusiones
Veo muy interesante el análisis que realiza Seirul-lo sobre el panorama del deporte escolar y de las propuestas que aporta para intentar realizar el cambio. Me ha gustado la propuesta de combinar tanto una práctica más dirigida ha lograr los valores intrínsecos del deporte como la opcional más orientada a la competición. Desgraciadamente, esta última es la que sigue predominando en la actualidad. De hecho, si nos fijamos en la publicación del artículo (1992), y hacemos cuentas, veremos que 19 años después, vivimos una situación muy similar, ¡19 años! Resulta chocante que con tanta gente que ha criticado el sistema y este modo de hacer las cosas, pase el tiempo y todo siga igual. En mi opinión, tal y como señala Seirul-lo al final del artículo, la clave está en que el entrenador tenga la formación necesaria, la voluntad y la intención de realizar estos cambios. Si nosotros como alumnos de CA.F.E. reflexionamos sobre ello, llegamos a un acuerdo de que es necesario realizar las cosas de otra forma, y luego llegamos a trabajar y no lo hacemos, seguirá todo igual. Soy consciente de que también es necesario el apoyo de las instituciones y de otros órganos, pero creo firmemente que los profesores deben ser los impulsores del cambio. Si uno puede cambiar, los demás también. El objetivo es que cada vez haya más personas afines a este tipo de visión. Será entonces cuando estas iniciativas podrán tener más posibilidades de éxito.
Referencias bibliográficas:
Estoy totalmente de acuerdo con lo tu conclusión. Fullan resume los pilares del cambio educativo en dos conceptos: capacidad de acción y voluntad moral.
ResponderEliminarTremendo que sigas ahí.