Primer Capítulo: “Educación: valores, propósitos y objetivos”.
En este capítulo el autor lanza una serie de ideas que va a desarrollar en los siguientes capítulos. Comienza aclarando cual es el propósito del libro:
En este capítulo el autor lanza una serie de ideas que va a desarrollar en los siguientes capítulos. Comienza aclarando cual es el propósito del libro:
“El propósito de este libro es explorar y aclarar la relación entre educación y el estudio, la práctica y el empleo de ese conjunto de actividades físicas compuesto por juegos, natación, danza, atletismo, gimnasia, ejercicios al aire libre, etc., a la que denominaré colectivamente movimiento” (Arnold, 1991: 19).
Arnold prefiere el término “Movimiento” al de Educación física, ya que entiende que este último está ligado al término educación y no permite ir más allá de ella, aparte de que es una expresión dualista, que opone la educación física a la mental. Sin embargo, el término “Movimiento” sí que lo permite.
Una de las ideas que transmite este libro es el sentido que le da Arnold a la educación, el autor describe cómo ésta puede entenderse desde el punto de vista descriptivo (cómo son las cosas) o desde una visión evaluativa (cómo deberían de ser las cosas, en vez de cómo son). Este último sentido es el que defiende el autor a lo largo del libro en el que la educación debe de interesarse por aquello que es valioso.
En cuanto a los valores que debe de transmitir la educación, la cosas no está clara, a lo largo de la historia los valores han ido teniendo distinta importancia, y la tienen incluso dentro de una misma época entre distintos sujetos y culturas. Lo que sí que lo está es que los conceptos de la educación llevan cargados una serie de valores que prescriben y dan a entender cuáles son los contenidos y los métodos que se tienen que adoptar para que se logre la educación. En este sentido al autor le preocupa qué pasaría si la educación sirviera para lograr únicamente valores extrínsecos, que se utilizara para lograr objetivos secundarios. Si fuera así Arnold desaconsejaría su enseñanza ya que para él únicamente tendría sentido si tiene contenidos intrínsecos. De esta forma coincide con Dewey (1916) y con Peters (1963), en que “la educación, como concepto y como actividad está cargada de valores y dirigida a estos” (Arnold, 1991:22).
Otro punto interesante del capítulo es cuando Arnold afirma que en la “educación física”, al igual que en otras materias, existe una confusión de los términos propósitos, objetivos y resultados que dificulta el desarrollo del curriculum. Para ello cita una investigación que realizó Kane (1976), en la cual se les preguntó a los profesores por los objetivos y resultados de sus trabajos y analizando los resultados se comprobó cómo éstos variaban considerablemente de unos a otros.
Para finalizar el capítulo, Arnold hace defensa de que la educación tiene un gran valor como iniciación ya que esta forma de entender la educación insiste en el valor intrínseco de ciertas actividades y cómo deben enseñarse, sea cual sea el fin que se haga posteriormente de las mismas. En esta concepción la educación se interesa por la transmisión de lo que es valioso de manera que resulte moralmente aceptable. Peters entiende que: “El propósito general de la educación” […] “es lograr que los niños se introduzcan en las actividades y formas de conciencia que caracterizan lo que podríamos llamar una forma civilizada de vida” (1981 b: 81).
Propuesta de preguntas para la mejor comprensión del texto:
1. “Arnold concibe la educación desde un sentido evaluativo”.
Respuesta: Verdadero (págs. 19 y 20).
2. “Dewey (1916) y Peters (1963) coinciden en que la educación es valiosa en primera instancia para el consecución de objetivos instrumentales”.
Respuesta: Falso (Pág. 22). Ambos autores sostienen que la educación posee sus propios fines y medios intrínsecamente valiosos.
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