LO HAS HECHO ADREDE
No lo he hecho adrede.
En las primeras páginas del capítulo, Pennac realiza un profundo análisis de la expresión “lo has hecho adrede”. Desmenuzándola poco a poco, palabra por palabra, va demostrándonos todos los prejuicios y juicios valorativos de carácter negativo que hay detrás de la expresión. El autor termina por afirmar que si esta frase se le va acuñando sistemáticamente a un alumno, a una clase a una generación, etc. puede derivar en un sentimiento de exclusión.
Después, el autor comienza a describir cómo poco a poco ese sentimiento de exclusión acaba por atemorizar a aquellos que lo infunden. Veo adecuado el adjuntaros el párrafo que dedica Pennac a toda esta gente, vale la pena analizarlo frase por frase:
[…] ¡Cómo se retractan en cuanto olisquean lo incomprensible esos guardianes de la norma, cómo se desviven por resistir entonces, se diría que están solos ante una conspiración universal! Ese miedo a verse amenazados por lo que se sale del molde... ¡Ah, la ferocidad del poderoso cuando juega a ser víctima! ¡Del acomodado cuando la pobreza acampa a sus puertas! ¡De la pareja con todas las de la ley ante la divorciada rompematrimonios! ¡Del privilegiado que olisquea el desarraigo! ¡Del creyente que señala al descreído! ¡Del diplomado contemplando al cretino insondable! ¡Del imbécil orgulloso de haber nacido en alguna parte! Y eso vale también para el jefezuelo de suburbio oliéndose al enemigo en la acera de enfrente... ¡Qué peligrosos se vuelven los que han comprendido los códigos ante aquellos que no los dominan! Incluso los niños deben desconfiar de ellos. (Pennac, 2007: 171). |
Sí, parece ser que los que controlan a los excluidos les tienen miedo tal y como apunta Pennac. El autor continúa defendiendo esta idea, a partir de lo que escucha una mañana en la radio. Los locutores hablan sobre una película La escurridiza tipo Mal de escuela, inspirada en la escuela francesa de los suburbios. Al parecer se escandalizan, al hablar sobre cómo muestra la película a los adolescentes franceses, cuando probablemente la mayoría de personas que piensan y se sienten así, jamás han tratado personalmente a chavales como los que aparecen en el film. Basta el poder mediático para sembrar el miedo y el terror.
En las siguientes páginas, Pennac comienza a hablar sobre la jerga del pobre, el argot, que según él, en esencia no ha variado por el paso del tiempo y que es utilizada para ocultar algo al rico. En definitiva, es una forma de llamar la atención ante el olvido y el sentimiento de soledad. También afirma que cada palabra tiene su historia, y que éstas al ir evolucionando adquieren significados distintos. Pone el ejemplo de “bufón”, o “burgués” para reforzar su teoría.
Este es el capítulo más corto del libro, pero no por ello el menos importante. En él el autor lanza la idea del miedo y terror que sienten muchos de los habitantes franceses, ante las personas excluidas socialmente por ellos mismos. En estas páginas el libro entra en una fase en la que se habla en concreto de la situación social y escolar en Francia. Situación que debido al contexto histórico es distinta a la nuestra, pero de la que podemos extraer algún tipo de parecido. En los siguientes capítulos siguiendo al autor, profundizaré más sobre ello.
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